Desde los nombres
que al retener contemplaba,
la memoria ha olvidado
a los árboles deshojados por el viento.
Dispuestos a los transeúntes
sedientos en su espera,
me adelanto sin levantarme de mi asiento.
Me adelanto, como queriendo abrazarte.
Me despojo del rostro
perpetrado en el reflejo del deseo,
y observo el espacio, vacío, grave ausencia,
interminable espera.
jueves, 20 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Hola carolina, leo con alegrìa el poema q escribimos juntos en el bar, no lo recordaba, me parece interesante lo q resulta de la improvisaciòn, espero nos escribamos, leerè con màs tiempo los otros poemas,
un beso. Markos
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